lunes, 22 de junio de 2015

El arzobispo que será juzgado por pederastia.


El sacerdote polaco Jozef Wesolowski se convertirá el 11 de julio en el primer arzobispo de la Iglesia Católica en sentarse en la silla de los acusados, comparecer ante un juez y enfrentar, de ser hallado culpable, sanciones penales por pederastia.
De seis a diez años de prisión podría ser la condena en este proceso que ha sido calificado de “histórico” no solo por el alto rango del clérigo, sino por lo estridente de los delitos que se le imputan: abuso sexual de niños y posesión de pornografía infantil.
Un nuncio sospechoso
Wesolowski se ordenó como sacerdote en 1972 y el 6 de enero del 2000 fue ascendido a la dignidad de Arzobispo. Aterrizó ocho años después en República Dominicana, como nuncio apostólico (lo equiparable a ser embajador) de la Santa Sede en Santo Domingo. En su palmarés récord ya contaba con ese mismo rol en Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán y Kazajstán.
“Desde su llegada al país fue un hombre que siempre tuvo mucha actividad en los eventos políticos, sirviendo de voz de la Iglesia”, apunta la periodista dominicana Nuria Piera en diálogo con EL TIEMPO. Ella, Nuria Piera, no ha sido un personaje menor en toda esta trama que hoy tiene a Wesolowski en la víspera de ser juzgado. Como directora del programa Nuria, investigación periodística, emitido desde hace 12 años por CDN Canal de Noticias, un día del 2012, que no recuerda con exactitud, recibió la llamada del dueño de un restaurante en el Malecón, una de las zonas más turísticas de Santo Domingo. Le contaron que un hombre, notablemente extranjero, se había convertido en un asiduo visitante del área y que entre voces los comerciantes comentaban que pagaba por servicios sexuales a menores de edad. La llamada se dio justo cuando el denunciante vio la imagen y el cargo de Wesolowski en un periódico, y consideró pertinente que alguien se encargara de aclarar la duda.
Uno de los periodistas de su equipo comenzó a hacer las primeras indagaciones y con la investigación vino la apertura de la caja de Pandora: en efecto, se trataba del nuncio apostólico y parecía claro que en sus visitas al Malecón, además de tomarse algún trago, buscaba menores de edad.
“Encontramos que a veces los hacía entrar a su carro –relata Piera– y les pagaba para que le hicieran sexo oral. Otras veces se los llevaba a la nunciatura que la Iglesia tiene en la playa Juan Dolio –a unos 50 kilómetros de Santo Domingo– y allí les pagaba por lo mismo y grababa videos sexuales en su celular. Logramos que uno de los jóvenes que había sido víctima nos diera su testimonio. Contó que el padre les daba dinero y ropa. Lastimosamente en el caso no se ha podido establecer un número exacto de menores abusados”.
Como era de esperarse, la emisión del programa incendió la opinión pública dominicana, por la aparente conducta ilegal del nuncio y la confirmación de que el Malecón se había convertido en una zona de tolerancia que reunía una cara bella para el turismo y otra oculta para la prostitución sin límites de edad.
Pronto, la Conferencia Episcopal local apareció para desmentir las acusaciones, pero sobre todo, para explicar las razones por las que Wesolowski ya no se encontraba en República Dominicana. Se había marchado al Vaticano sin suficiente claridad en los motivos. El padre Manuel Ruiz, portavoz de la Conferencia Episcopal dominicana, negó entonces que la partida del nuncio se debiera a las acusaciones de pederastia y lo atribuyó a un simple trámite administrativo. Sin embargo, los meses venideros se encargarían de desmentir la versión: en agosto del 2013, el Arzobispo fue destituido de su cargo y un año más tarde, en septiembre del 2014, el papa Francisco ordenó su arresto domiciliario. En los registros a su residencia, la gendarmería vaticana halló material pornográfico en el que aparecían niños.
Una ‘guerra santa’
Desde que el papa Francisco ocupó el trono de San Pedro (13 de marzo del 2013) declaró una suerte de ‘guerra santa’ contra la pederastia cometida desde el seno de la Iglesia, una mancha que comenzó a ser visible durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. El Papa llegó a comparar este tipo de faltas con “misas satánicas” y a idear reformas que ajustaran la moral y la ley vaticanas a las recomendaciones del comité para los derechos de la infancia de la ONU.
El Papa endureció los castigos y con un Motu Proprio (documento papal) de julio del 2013, tipificó la pornografía infantil como delito. La semana pasada, con otro decreto, Francisco incluyó en la baraja de faltas las actitudes de miembros de la Iglesia que sin cometer este tipo de delitos en carne propia, sirvan para encubrir la violación a las normas.
Así que ahora al arzobispo Weselowki le corresponde encabezar la lista de los hombres del clero romano que se enfrentan a la política de “tolerancia cero” que desea imponer el máximo jerarca. Como asegura el ‘vaticanólogo’ Hernán Olano, director del departamento de Humanidad de la Universidad de la Sabana, “este proceso demuestra el paso de un manejo moral de este tipo de faltas, usualmente castigadas con pedidos de renuncia a cargos y aislamiento clerical, al de las implicaciones penales con posible pérdida de la libertad”.
Futuro incierto
Hernán Olano opina que es muy probable que antes de septiembre ya exista un veredicto sobre la suerte legal de Jozef Wesolowki. “El escándalo y la orden del Papa de dar inicio a este juicio hará que sea un procedimiento expedito, llevado a cabo antes del receso que le corresponde a la curia por el verano europeo”.
En caso de ser encontrado culpable, asegura el ‘vaticanólogo’, el tribunal designado por el Papa sería el encargado de imponer una pena, que en cualquier caso deberá ser aprobada por Francisco en su calidad de presidente de todos los tribunales de la Iglesia. “Podría estar preso en un convento de clausura, en una casa de piedad o en un centro de reclusión en concordato con Italia”.
No obstante, el futuro legal del Arzobispo no puede preverse con certeza. La Fiscalía dominicana ha expresado el deseo de juzgarlo en tierra propia, pero, como comenta Nuria Piera, sin un tratado de extradición vigente entre los Estados, se ha conformado con enviar el material probatorio para el juicio que comenzará el 11 de julio.
La inmunidad diplomática que amparaba a Wesolowski fue levantada luego de su arresto domiciliario, cuando el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, adelantó que podía “ser sometido a procesos judiciales de tribunales que tengan jurisdicción sobre él”. Además, los jueces del estado clerical, ante la gravedad de las faltas, podrían castigarlo con el retiro de los oficios religiosos y reducirlo al estado laical, es decir, convertir su estatus en el de un civil cualquiera.
Existe la posibilidad de que tras el fin del proceso y de acuerdo con el fallo, un Estado –en este caso República Dominicana– lance con la Interpol un pedido de circular roja contra Jozef Wesolowski, argumentado en los procesos judiciales internos, lo que lo obligaría a no abandonar las fronteras vaticanas, so pena de ser arrestado por la Policía italiana.
República Dominicana e Italia sí tienen tratado de extradición vigente y esa hasta el momento luce como la única vía para ser juzgado por su conducta en Santo Domingo.
En nueve años, 884 sacerdotes destituidos
En mayo del 2014, la Santa Sede presentó un informe a las Naciones Unidas, por petición del organismo, sobre sus investigaciones a clérigos aparentemente vinculados con casos de pederastia. La Iglesia documentó 3.420 casos de sacerdotes indagados entre el 2004 y el 2013, de los que 884 fueron destituidos y apartados de sus cargos.
Diego Alarcón
Redacción Domingo

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