En la práctica, Walsh observe que los programas parecieron aumentar la denuncia de casos, aunque muchos de los estudios revisados no precisaban esa información.
"En la pequeña cantidad de estudios que lo hicieron, los datos eran imprecisos, de modo que llegamos a la conclusión de que los programas elevan la denuncia de los casos con la aclaración de que se necesitan más estudios para demostrar que ese sea el efecto real", indicó Walsh.
El equipo no detectó un aumento o una disminución de los niveles de ansiedad o temor en los niños.
La revisión respalda el uso continuo de los programas de prevención en la escuela. Walsh dijo que se utilizan en Estados Unidos desde los años 80 y, ahora, en muchos países desarrollados y en algunas naciones en desarrollo.
"Estos programas son similares a los programas de prevención interactivos que se utilizan en las escuelas para prevenir el tabaquismo y la adicción a las drogas con probada efectividad", opinó Elizabeth L. Jeglic, que investiga sobre la delincuencia sexual en el John Jay College of Criminal Justice de Nueva York, y no participó de la revisión. Dijo que los nuevos resultados sugieren la necesidad de mantener y estandarizar las estrategias preventivas.
Georgia Babatsikos, que investiga sobre el abuso sexual infantil en la Universidad de Deakin, Victoria, Australia, recomendó comenzar a hablar con los hijos sobre el abuso sexual entre los tres y cuatro años de edad con un lenguaje adecuado para la edad y consejos de cuidado y seguridad personal.
FUENTE: Cochrane Library, online 16 de abril del 2015.